Por: Señorita Pepis / Junio 2014
La expectación ha sido máxima desde que meses atrás se confirmó que Carla Bruni formaría parte del cartel de los conciertos veraniegos en el Festival Jardines de Pedralbes de Barcelona del Palacio Real, un palacio que en el siglo pasado acogía a la familia real a su paso por la capial catalana, y en la actualidad está reconvertido en sede de dos museos, el de Cerámica y el de Textil e Indumentaria.

Como decía, la expectación era máxima. Y cuando además se supo que la acompañaría su marido, el ex presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, aún se multiplicó. Todos los medios querían entrevistar a la ex modelo. Al aproximarse la fecha de la actuación, nos enteramos que Carla elegiría personalmente a los medios por los que se dejaría entrevistar, y que tampoco accedería a que se realizaran fotos en las dos primeras canciones de su interpretación, como es habitual en cualquier concierto.
Carla Bruni, la ex top model italiana y nacionalizada francesa, la actriz, la ex primera dama de Francia, la mamá de dos niños, chico y chica; pero ante todo la cantautora, nos confirmaba lo peor: su fama de caprichosa… Pero no es eso, es que según dice ella misma, haberse convertido en una celebridad y estar constantemente en el punto de mira “tiene que ver poco con la música” y por eso asegura que no ha ayudado mucho a su carrera.

A los pocos medios que permitió que la entrevistara, Bruni les dijo que su etapa de primera dama no había sido muy positiva para su carrera musical y que estaba encantada con la oportunidad de actuar en España, en Barcelona, una de las ciudades más bonitas del mundo, para poder presentar su último trabajo “Little french song” en un festival internacional tan importante.
Después del parón de cinco años en su carrera, donde le pasaron tantas cosas, su matrimonio con el presidente de Francia, el nacimiento de su hija, retoma la carrera artística con más fuerza. “Que vengan a escuchar mi música, ya de por sí es un milagro”, asegura la ex primera dama francesa, que ha visitado en alguna ocasión la ciudad condal como turista y que le encanta.
Carla y su inseparable guitarra aparecieron el día antes del concierto en el aeropuerto de El Prat de Barcelona en avión privado, como corresponde a una estrella. Le acompañaba su marido, el ex presidente, por supuesto con algunos gendarmes franceses que le hacían de guardaespaldas. . . En el aeropuerto les esperaban varios medios de prensa y, aunque hay opiniones para todos los gustos acerca de su comportamiento, todo apunta a que Sarkozy actuó de una manera bastante cortés, pero ella se sintió menos cómoda, aunque no por ello menos sonriente. A los que le daban la bienvenida, contestaba con lacónicos “muchas gracias, muchas gracias”.

El hotel elegido por los organizadores del Festival tampoco parece que fue de su agrado. Gigante e impersonal, estilo americano, está situado cerca del lugar donde se tenía que realizar el concierto, pero lejos del corazón de Barcelona, y aunque en otra etapa, grandes personajes como Julio Iglesias , Elle Mapcherson etc. se habían hospedado en él (y sin quitarle sus magnificas características de hotel de cinco estrellas), es más apropiado para cuando se visita la ciudad por asuntos profesionales, dada la proximidad con el Palacio de Congresos; que para una sola noche de estancia en la capital.
Yo, que no soy una estrella como Carla Bruni, aplaudo su decisión y entiendo que quisiera hospedarse en un hotel más intimista y cálido que el que le habían adjudicado. No olvidemos que Carla paso su infancia en un palacio de 1019 en Catagneto Po, en el Piamonte, al norte de Italia, y que según su madre Marisa Bruni, “sus jardines eran mejores que los del Elíseo”. Y eso marca mucho en la vida… Al final, el matrimonio se alojó en uno de los hoteles más elegantes, clásicos y emblemáticos de Barcelona, situado en el corazón del Paseo de Gracia. Y éste sí que le encantó a Carla.
Se quedaron todo el día hasta la hora que tenía que hacer las pruebas de sonido. Esa misma tarde, Sarkozy aprovechó para salir a hacer footing por el Paseo de Gracia y se mostró encantador con todas las personas que le reconocieron por la calle. Y llegó la hora del concierto. El marco inmejorable, el escenario al aire libre y rodeado de hermosos jardines. No podía haber un sitio mejor para que Carla cerrara su gira de conciertos que la ha llevado por todo el mundo.
Sarkozy fue recibido a su llegada al concierto con una estruendosa ovación por parte de los asistentes. Ocupó un asiento de la quinta fila, al lado del presidente catalán Arthur Más. Cerca de ellos, también el alcalde de Barcelona, Xavier Trias. El ex mandatario dio las gracias en un perfecto castellano y se dispuso a escuchar a su esposa. Apareció Carla sobre el escenario con pantalón de piel, top y zapatos negros y chaqueta de terciopelo granate. Saludó con un “Bona nit, Barcelona”, y empezó el recital acompañada por un pianista, un guitarrista y ella con su voz al son de su inseparable guitara.

Bruni hizo un pequeño repaso a canciones de sus anteriores discos, dedicó una canción, “Lámourese”, a todas las mujeres enamoradas y, antes de interpretar cada una de ellas, bien en inglés, bien en francés, realizaba una pequeña introducción sobre el tema del que trata, lo que ralentizó ligeramente el concierto. Casi dos horas susurrando, más que cantando, con un público impávido que apenas aplaudía cada una de las canciones estrictamente lo que corresponde al protocolo. Salvando alguna de su primer disco, que son más populares.
Personalmente, creo que los que presenciaban el concierto de Carla Bruni eran más lectores de la revista ¡Hola! y Paris Match que aficionados a la música intimista francesa que desgrana la artista en el escenario. La curiosidad que despierta la pareja y su historia de amor es innegable. La atención del público estaba dividida entre el escenario y la fila quinta. Ver al pequeño gran político conservador francés ,que recuerda en estatura a Napoleón, resulta curioso…Y por supuesto, si a su lado tiene al político catalán más controvertido del momento, lanzándose miraditas de complicidad, el morbo está servido. Porque una noche de música, buena cena, ambiente relajado y romántico sirve para intimar y, dada la situación política de Cataluña, quizá nuestro “sonriente político” aproveche para hacer campaña y estrechar lazos….
¿Quién dice que Sarkozy no puede volver a ser presidente de Francia?… y tal y como están las cosas, todas las amistades puedes ser pocas. La pregunta que se hacían muchos era si asistimos a un concierto de Carla Bruni o a una reunión de políticos en campaña con artista invitada.
Yo, aunque Nicolás Sarkozy, con muy buena intención (se nota que está enamorado), se empeña en acompañar a su esposa a sus conciertos “para devolverle el apoyo que prestó a mi carrera política durante cinco años” en los que ella aparcó la suya propia para ejercer de primera dama, si fuera ella le diría: “Nicolás, nos vemos cuando regrese a casa después de cantar”. Creo que, aunque ella ha demostrado lo buena compositora y cantautora que era antes de casarse con Sarkozy, hay que separar la vida privada de la profesional.