Por: Señorita Pepis / diciembre 2014
Palo Alto en el distrito de Poble Nou, diecinueve estudios creativos entre ellos el de Xavier Mariscal creador de Cobi la mascota de los JJOO de Barcelona, un antiguo complejo fabril rehabilitada y reconvertida en espacio de creación de un grupo de seleccionados talleres de profesionales muy diversos. Palo Alto es un espacio de referencia que aúna tecnología y creatividad. Una preciosa isla urbana llena de exuberante vegetación, paredes invadidas por yedra preciosa que hace que te olvides que estás en la ciudad y a unos cien metros del mar.
Es, este el espacio, que este fin de semana de puente acogió el proyecto lanzado a bombo y platillo de un mercadillo al aire libre espejo de los famosos londinenses. Era la primera edición de un proyecto que se suma a la fiebre actual y que pretende abrir a partir de ahora el primer fin de semana de cada mes, con unos 150 expositores originales con productos exclusivos basado en el concepto de street market pero en sofisticado.
Desde primeras horas de la mañana aglomeración de jóvenes, matrimonios con niños pequeños, hipster, modernos de todo tipo, invadieron el recinto lo que obligó apenas dos horas después a la organización a frenar e impedir la entrada, dado que la afluencia de público hacía imposible dar un paso por sus instalaciones, lo que provocó largas colar alrededor del edificio esperando que salieran algunos visitantes para acceder al interior.
La expectación era máxima las calles adyacentes a Palo Alto invadidas por un gentío que abarrotó un barrio que en días festivos tiene sus calles desiertas. Incluso el complejo Palo Alto dispone de una cantina que funciona sólo en días laborables.
Ha sido un éxito desbordante, en un día han pasado por las instalaciones una 12.000 personas cuando estaba previsto que cada uno de los días acogiera a unos 3.000 visitantes. Sin embargo se ha visto obligado a suspender la segunda jornada de una manera provisional. A última hora de la tarde cuando faltaba poco para cerrar se personó la Guardia Urbana para inspeccionar el recinto y levantar acta de algunas irregularidades como “falta de licencia para vender comida y bebida en la calle y problemas con las salidas de emergencias” La denuncia partió de algunos vecinos molestos por la afluencia de público, aunque en ningún momento se ha producido ningún incidente, salvo la incomodidad de las colas que se alargaron hasta los una hora.
La comisión organizadora dice que se siguieron todo los protocolos, aunque puede que se haya producido alguna confusión, y la organización no fuera informada de que tenía que cumplir con algunas normas que han resultado imprescindibles. Aún así, por parte del ayuntamiento, han dicho que aunque el espacio es privado, para realizar actos públicos se necesitan una serie de licencias de actividad y acreditar que existen suficientes medidas de seguridad. Se espera que una vez resueltos todos los obstáculos se pueda celebrar la segunda edición prevista para los próximo días 3 y 4 de enero.
Hasta que se clausuró el mercadillo el ambiente era fantástico, furgonetas de comidas diversas (food trucks), músicos y teatro en la calle, estudios de los creadores que habitan el complejo abiertos al público, productos artesanos, pequeñas iniciativas personales muy creativas, instalaciones efímeras de arte. Objetos y muebles antiguos, iluminación y diseño contemporáneo.
Prendas y complementos vintage, street style, handmade, Joyas de colecciones exclusivas, diseño floral, Barberos, Talleres varios, arte y diseño en general.
Las instalaciones del mercado han ocupado las cuatro calles exteriores del recinto (Pall Street, Food Street, Huerto Street y Buganvilla Street) y las naves interiores Art Gallery, Espai Black y Espai Blanc) sumando aproximadamente 3.700 m2 de un paisaje espectacular.