Por: Señorita Pepis / diciembre 2014
Por fin con el debate especial dirigido por Mercedes Milá, repitiendo hasta la saciedad el éxito de audiencia de esta edición, ha terminado Gran Hermano 15. Como siempre ha habido un ganador aunque en esta edición nadie se merecía ganar. ¡Que aburrimiento de concursantes! Yo me pregunto por qué hacen esos casting exhaustivos, hablan de mil pruebas para entre tantos interesados en participar en el concurso elegir al final a un grupo de jóvenes aburridos y descafeinados. Los directores de casting de esta edición se han cubierto de gloria, aunque quizás no les podemos culpar por la elección porque el perfil de los participantes que quieren ser grandes hermanos tiene que ser bastante peculiar así que puede que no tuvieran otras alternativas.
Que la niñata Paula sea la ganadora es lógico, por aquello de que en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Pero es lamentable que haya ganado el concurso una jovencita que lo único que ha aportado ha sido su falta de prejuicios a la hora de irse rápido a la ducha con su supuesto enamorado y pasarse el concurso gritando, destrozando los tímpanos de los espectadores y demostrando egoísmo celos y desequilibrio emocional. Porque lo de esta chica ha sido puro descontrol. Su fracasado amor por Omar y sus broncas con la novia de éste, Lucia la convirtieron en caballo ganador. Pero después de eso, donde se ha conocido la personalidad auténtica de la “hawaiana” como la apodaban por haber vivido, como todos sabemos a estas alturas tres años en Hawái con su progenitor después de la separación de sus padres, ha sido al pegarse como una lapa y monopolizar a otro concursante, el torero, un joven anodino consciente de que tenía que continuar el juego, éste con bastante menos personalidad que ella, y al que ha utilizado y atrapado como si de una mantis religiosa se tratara, con su tontería de gran embaucadora.
Paula que ha demostrado que sabía donde se metía, que tenía que hacer para ganar y por supuesto, apoyada por nuestro presentador estrella de Sálvame Jorge Javier Vázquez que le ha echado un cablecito, mucho más que eso, todo un rollo. Un detalle que ha pasado por alto es que cuando entró a visitar la casa le dijo algo al oído a la concursante, ¿qué le dijo? Eres mi preferida, sigue así….no lo sabremos nunca, pero sabiendo cómo pensaba el periodista con respecto a este tema, no me creo que no le animara con algunos de estos comentarios o otros parecidos. Porque ella a partir de ahí se creció, después el presentador ha comentado en muchas ocasiones en su programa que era la que él creía que tenía que ganar. Teniendo en cuanta la audiencia de Sálvame y la personalidad de la gente que sigue el programa, él sabía que todos sus seguidores iban a votar a su preferida. Sí claro, nadie tiene la culpa de que la gente no tenga personalidad pero la ayuda que le ha prestado a la concursante ha sido impagable. Es criticable que un presentador demuestre sus preferencias con respecto a una concursante de otro programa de la misma cadena, seguramente no. Pero yo creo en la igualdad de oportunidades de todos los que compiten, de entrada. El concurso ha dejado claro que una chica joven con personalidad guapa y equilibrada no ganará nunca un Gran Hermano.