Por: Señorita Pepis / diciembre 2014
Tiene cuarenta años, casi veinte de profesión y, después de un parón de 2 años, entra de nuevo a matar. Su primer encierro será el 8 de marzo en la plaza de toros de Olivenza (Badajoz), una corrida que supone el pistoletazo de salida de la temporada taurina. La expectación está servida.
El torero anunció su intención de volver a los ruedos en su día, pero le desbordó la expectación que levantó y ahora, después de meditarlo con los suyos, por fin lo ha decidido. “Vuelvo con mucha ilusión y sobre todo con una gran responsabilidad, porque mi objetivo es estar en todas las ferias de España”, asegura. Dice que no lo hace por dinero que “es por necesidad personal, ya que no concibo estar sin torear y lo hago para celebrar mis 20 años de alternativa. ¡Que mejor manera!” Sus apoderados serán Pepe Cutiño y Simón Casas y el retorno se prolongará, dice, sólo durante un año.
La joven abogada sevillana Lourdes Montes, su esposa, que le conoció en activo, le apoya, lo que quiere es que sea feliz aunque ella pase miedo. No olvidemos que están en plena luna de miel, desde que contrajeron matrimonio católico en el mes de julio de este año. El matador no se cansa de decir que Lourdes es la mujer de su vida, y a su hija Cayetana «Tana”, otra de las opiniones más importantes para él, por lo que parece, le gusta tener un papa torero, así que está encantada con su regreso.
Francisco, que durante este tiempo se ha dedicado a sus negocios, pertenece a una de las estirpes taurinas más importantes de España. Por sus venas corre sangre torera; lo mamó desde pequeño, ya que su padre fue “Paquirri”, que murió por una cornada. Rodeado de un ambiente ganadero y torero, siempre supo que esa sería su profesión. Hijo y nieto de dos grandes del toreo, demostró muy pronto que poseía identidad propia para triunfar. Su abuelo, el gran Antonio Ordoñez, le inició en este difícil mundo porque consideraba que tenía casta y si un Ordoñez decía que valía, no podía haber error posible.
Guapo, conquistador, los nombres con los que se le ha relacionado amorosamente son infinitos. Que si Lolita Flores, Carla Goyanes, Cecilia Gómez, Elisabeth Reyes, Anne Igartiburu, Blanca Martínez y un largo etcétera. Su boda con una duquesa, Eugenia Martínez de Irujo, le convirtió durante cuatro años en duque de Montoro y miembro de la Casa de Alba lo que le convirtió durante cuatro años, que es lo que le duró el matrimonio, en duque de Montoro, sobre lo que el bromea diciendo que “fue un braguetazo total” y a la vez en uno de los pocos toreros, por no decir el único, que emparentaba con una aristócrata
Un macho alfa, dentro y fuera de esta controvertida y también para un sector, admirada profesión que vive momentos de decadencia, ya que los jóvenes, no están interesados en una fiesta donde consideran que el maltrato animal está a la orden del día. Pero además, están la crisis y la erradicación de los festejos taurinos en algunas poblaciones como Cataluña y otras que amenazan con suprimirlos. Así que el regreso de uno de los toreros más admirados, criticados y puede que odiados por algunos compañeros de profesión que no le consideran buen torero, pero siempre poderoso “la envidia es tan mala” dentro de las castas taurinas hará que mucha gente vuelva al ruedo.
La tauromaquia un mundo cerrado y complicado “de hombres” donde los matadores siguen manteniendo su aureola de valentía y masculinidad y su estatus de artistas, muchos de ellos mediáticos y requeridos como imagen de marcas, cosa contradictoria con el momento anti taurino que se supone vivimos. Pero es que la mayoría son muy atractivos.
Lidiar toros bravos, un espectáculo de los denominados populares, muy poco popular, para unos repulsivo, para otros, arte en estado puro. El maltrato animal se da, no solo en las plazas de toros, sino en festejos diversos por toda la geografía española, en Cataluña que tuvo tradición taurina se prohíben las corridas pero se permiten los “Corre bous” donde los animales son igualmente maltratados y algunos mueren de miedo y por el estrés que padecen al ser azuzados, pero la hipocresía de muchos políticos, que no están dispuestos a asumir el coste que representaría la supresión de la fiesta, ya que necesitan no enfadar al electorado en un momento donde son muy importantes la suma de sus votos para una posible independencia. En el resto de España actúan igual pero por otras causas.
Los toreros retirados, vuelven a recoger un dinero que creen que se dejaron olvidado en la precipitada retirada.
Eso es todo. (G. Corrochano). Si en quince años, taurinamente no tubo nada que decir, que nos va a enseñar ahora.