Oh, My God!


Por: Señorita Pepis  / octubre 2016

El otro día estuve en el estreno de una película, había tantas monjas  o religiosas en la entrada del cine que pensé que eran de atrezzo, pero eran de verdad,  eso me hizo pensar que esa profesión  que,  aunque no lo parezca, sigue existiendo con Dios como jefe, seguro  tiene detrás interesantes historias  sin contar,  pero que las  mujeres que la ejercen se empeñan en obviarlas  para seguir manteniendo una imagen que en el siglo XXI ha quedado obsoleta.

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Como a mí me va el rollo de envolver lo mejor posible este cuerpo pecaminoso que Dios nos ha dado, me fije mucho en el ropaje que vestían estas mujeres que tanto trabajan, según parece, la santidad o el misticismo en la religión católica, la mayoría albergadas  en un convento desde donde es muy fácil predicar , o algunas de personalidad inquieta,  que  imposible de mantener sus egos entre cuatro paredes, salen al mundo lanzando mandobles a diestro y siniestro ,erigiéndose en  salvadoras de una parte de la sociedad  y opinando de todo y de todos sin ningún tipo de piedad, eso sí… siempre, debidamente parapetadas detrás de un uniforme que supuestamente les da hilo directo con el creador o las acredita como poseedoras de la verdad…

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No pude dejar de  pensar que el diseño de semejantes hábitos, fue invención  de un hombre allá por la Edad Media, y no precisamente  un  Karl Lagerfeld  de su época…  sino producto de la imaginación de  algún desalmado que para vencer sus propias tentaciones, decidió vestir a las mujeres de vocación religiosa con ropa de una fealdad total;  porque si hay algo que no favorece ni de coña a ninguna mujer  es el uniforme de las monjas católicas, no importa la congregación (básicamente cambia el color negro, blanco, azul  o marrón y algunos combinados).  La cosa se salvaría, un poco,  si el conjuntito no fuera acompañado del  velo que termina por fastidiar, todavía más,  el modelito de marras y hace que pocas  bellezas aguanten semejante esperpento, (en el cine lo han lucido con acierto algunas preciosas actrices como Audrey Hepburn, María Félix,  Deborah Kerr,  Ingrid  Bergman,  etc.  Perfectamente  maquilladas, eso sí…  dato muy a tener en cuenta).

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Me pregunto, qué pasaría,  si en plena época de la diversidad esos hombres y mujeres que en teoría predican la palabra del creador (pasada por el tamiz de los años y los caprichos e intereses de los mandatario, que a lo largo de los siglos les han representado en la tierra), por ejemplo, se vistieran de calle o seglares, como ellos prefieren decir,  acaso ese  Dios se les aparecería  para castigarle, repudiarle o para recriminarle su look y…  decirle, como si de un Pelayo  Díaz  cualquiera se tratara : “Hermana o hermano, por ahí no vas bien”. Personalmente  creo que no, porque si así fuera, de  qué clase de ser superior estaríamos  hablando.

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Yo les diría a estos representantes del Maestro que se olvidaran de uniformes y vivieran el día a día dando ejemplo con sus acciones, que para hablar de Dios no se necesita disfraz.

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Algunas diseñadoras como la rusa Victoria Andriánova intento modernizar a las “novias de Cristo” presentando una colección en la Semana de la Moda de Moscú…  allá por 2010…  Dijo:  «Aunque tengo una familiar que ha tomado los hábitos, este lado de la vida quedaba bastante desconocido para mí. Tratar el tema me ha costado mucho esfuerzo. Sin embargo, pronto he entendido qué es lo importante. La hermosura y la limpieza de la imagen no tienen que ser rechazadas.  La ropa tiene que ser bonita.

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O más cerca la diseñadora catalana Txell Miras sorprendió en la pasarela 080 de Barcelona  con una colección de prendas al estilo de las monjas en la que no faltaba ni el crucifijo, aunque en este caso , parece, que tuvo que ver más con el  postureo,  que con la intención de renovar el armario de las hermanas.

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Creo, que la falta de interés que demuestra mucha gente  hacia la religión y sus religiosos  es porque se han quedado anticuados , el mundo evoluciona y ellos “erre que erre” estancados  en el  pasado,  sin evolucionar hacia el futuro; hacia una nueva manera de explicar sus teorías, para que la gente se quede con su esencia , que suele ser bien intencionada e interesante,  pero que al trasmitirla a golpe de perorata y amenazas infernales encubiertas, hacen que la gente huya de unas expectativas  que les amenazan o les condenan con el fuego eterno.

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Me pregunto qué pensará  Dios de esos, sus hijos, tan locos que matan en su nombre para convencer,  o predican sus palabras de maneras tan distintas, a cual más insidiosa, retorcida y maquiavélica.

Y como soy muy de pedir opinión le he preguntado  que le parecía lo que he escrito. Me ha dado su aprobación, y me ha dicho que el tema está muy mal, que no puede con todo, y que si esto sigue así  va a pedir ayuda a los barones del PSOE.

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