Por: Señorita Pepis / abril 2016
El maravilloso viaje que han realizado Guillermo y Catalina, duques de Cambridge, a la India ha llegado a su fin. La última jornada, de la estancia de una semana, la han dedicado a visitar el majestuoso y níveo palacio Taj Mahal. Y como estaba previsto, han repetido la misma escena memorable que hace 24 años protagonizó la princesa Diana de Gales, madre de Guillermo, cuando visitó el palacio sola y se sentó en el banco con la mirada triste, dejando entrever que en su historia de amor algo no funcionaba, como se confirmó meses después con su divorcio del príncipe Carlos.
El banco se llamó a partir de ese momento “La silla de Lady Di” y sentados en ella, los duques han protagonizado la escena más esperada del viaje, salvo que en ellos el amor sigue vivo.
Soportando un calor asfixiante, más de 40 grados centígrados propios del país en estas épocas del año, el heredero del trono británico y su esposa ha homenajeado a la madre del príncipe Guillermo, y se han dejado fotografiar tranquilos y sonrientes, siguiendo con la misma tónica que hemos podido observar a lo largo de todo su recorrido.
Ella con un vestido blanco con dibujos azules del diseñador indio Naeem Khan, y él con chaqueta azul, pantalón beis y camisa blanca, han visitado el monumento funerario por espacio de unos cincuenta minutos, a lo largo de los cuales les han explicado su historia. Fue construido entre 1630 y 1648 por el emperador mongol Shah Jahan como mausoleo para su esposa Muntaz Mahal. Situado cerca de la ciudad de Agra, está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y una de las siete maravillas del mundo.
Esta visita ha sido el colofón a un intenso viaje a lo que fue colonia del imperio británico, y donde Kate ha demostrado que es, sin ninguna duda, la “joya de la corona británica”. A Lady Di, desaparecida en un accidente de tráfico en 1997 que la convirtió en mito, le habría encantado su nuera.