Por: Señorita Pepis / abril 2016
Ha pasado una semana desde que desapareció uno de los mejores jugadores de fútbol de la historia, Johan Cruyff. Los homenajes han durado cinco días, y son pocos, si tenemos en cuenta lo que este deportista aportó al fútbol moderno y al Barca en particular.
Al margen de su vida profesional, su vida personal ha sido muy discreta, él y su familia lo querían así, y de esta manera es como se ha desarrollado el funeral y el homenaje que le rindieron en el Camp Nou antes de cerrar el Memorial. Ahí estuvo Jordi, uno de sus hijos dando las gracias a todos por respetar la voluntad de su padre, su esposa Dani y el resto de la familia.
No les pudimos ver, aunque sí a algunos de los invitados que fueron apareciendo con cuentagotas como Koeman otro de los holandeses del añorado “Dream Team” al que apodaban Tin-Tin; Jose Mari Bakero, Julio Salinas, Rafa Nadal, Jorge Valdano, Jesús Angoy, su ex yerno, con el que mantenían una excelente relación y muchos más que o no vimos, o en la mayoría de los casos, no reconocimos. El tiempo pasa para todos.
Ahora todos son parabienes y muchos siguen nombrándole como “Dios”, pero aunque era un gran futbolista, como persona tenía sus luces y sus sombras, como todos… aunque muchos se empeñen en considerarlo perfecto.
Como dijo en una ocasión a la pregunta de una periodista ¿por qué no lleva usted móvil ni utiliza el e-mail? Si alguien me busca, me encuentra. Y eso lo aplicaba a todas las facetas de su vida.
Ahora sabemos dónde está y supongo que se encontrará con otro grande del Barca, Tito Vilanova, con el que seguro tendrá grandes parrafadas de lo que ambos domina mejor, el fútbol. Pero ¡cuidado Tito!, será cuando a Johan le apetezca.
Porque él que decía que no había estudiado ningún libro que estuviera escrito, si había estudiado lo que no está escrito, la cultura de la vida; siempre fue consciente de lo que sabía y cuando pensaba: “No tengo ni puñetera idea de esto” escuchaba a los demás. Pero para hacer lo que le daba la gana.