Por: Señorita Pepis / septiembre 2015
Los desfiles no son sólo para ver las creaciones de los diseñadores sobre la pasarela, sino un mundo divertido y curioso donde la gente va a observar y a ser visto.
Unos porque quieren hacerse famosos y otros para explicarlo después, pero sobre todo es un mundo en el que el ego de los asistentes se mastica y se palpa mires donde mires. Los guapos presumen, los feos piensan que tienen que cambiar de imagen, las jovencitas aspirantes a modelos deambulan esperando que algún cazador de talentos las descubran y si eso no se da, por lo menos, que los cazadores de tendencias las inmortalicen con sus camaritas, las fotografíen y las incluyan en las secciones de “street style” de sus blogs de moda, que en la mayoría de los casos solo siguen sus amigos.
Cazadores de autógrafos y selfies, ramilletes de guapas adolescentes mirando a su alrededor y acercándose disimuladamente a los periodistas, a los famosos, a los cámaras de televisión de cualquier programa para ver si por un segundo pueden ocupar un pequeño espacio del plano que están grabando para presumir de haber salido en la tele y tener su momento de gloria.
Bloggers de todo tipo, tendencia, tamaño, estilo, género y mirando a todo el que se cruza en su camino con altivez porque ellos… ¡ojo! …son “líderes de opinión”.
Y, también, los famosos de todo estilo invitados por los diseñadores y que ocupan el front row, o sea, la primera fila de la pasarela y “gratis” por “amistad” (aunque siempre “les cae” algo, o les regalan el modelito con el que acuden al evento o les prestan ropa para saraos varios a lo largo de la temporada). Y están los que, directamente, alquilan su imagen por una pasta gansa por asistir.
Los políticos que suelen acudir, salvando alguna honrosa excepción, por “exigencias del cargo” y les adjudican los mejores asientos algo que nunca entenderé porque en la mayoría de los casos el mundo de la moda se lo pasan por el forro. Así que, si como otras tantas cosas no les interesa, para que ponerlos en lugares privilegiados.
Sea como fuere en las semanas de la moda, siempre, el espectáculo está servido y no solo sobre la pasarela.