Por: Señorita Pepis / Agosto 2014

Muchos le descubrieron cuando Letizia Ortiz le eligió como el modisto que le confeccionaría su traje nupcial. Tenemos tan poca memoria histórica que la mayoría, sobre todo los jóvenes, no se dieron cuenta de que no era sólo un buen modisto el elegido, sino el mejor. ¿Por qué sino la perfeccionista Letizia, aunque seguramente aconsejada por la Reina, iba a darle esa distinción? Pero no fue para Pertegaz un honor confeccionar un vestido para ella, sino al contrario, él era el rey de la costura.
Pertegaz agradeció mucho el encargo porque “…Leticia era muy guapa” y confeccionó un modelo “intemporal, con vida, porque era consciente de que tenía que quedar como un documento para la Historia» . Y fue como se esperaba, una joya.


Desde que hace unos años se rompió la cadera, el modisto no salía de casa. Hace tiempo cogió un catarro del que no se recuperaba, que derivó en una neumonía y poco a poco fue apagándose. Con 96 años ha muerto en su casa, tranquilo y en silencio. “Lo único que ha hecho mal el pobre es morirse en sábado, al final de agosto… Estaba muy mayor“, explicaba una de sus sobrinas en el funeral.
Se marchó con la misma discreción que lo caracterizaba. Los que le conocían son unánimes a la hora de describirlo: timidez, aunque gran carácter, sofisticación, perfección, amante de la belleza y de la elegancia. “Lo bonito siempre será bonito y lo feo, aunque lo arregles, siempre será feo” era una de sus teorías, según Romy, unas de sus maniquíes fetiches de la época. Pertegaz aristocratizaba cada una de sus creaciones.
Nació en Olba (Teruel), hijo de labradores y, con apenas 10 años, lo trajeron a Barcelona. Como muchos niños de la época, abandonó pronto el colegio para empezar a trabajar en una joyería, después en una sastrería donde aprendió el oficio y descubrió que eso era lo suyo y que años más tarde, lo convertirían en uno de los grandes de la Alta Costura.
Confeccionar vestidos para su familia fue lo primero que hizo, y pronto empieza a ser más que reconocido. Muy joven, con 25 años, tuvo su primer taller en un piso de la Diagonal. En plena posguerra, poca gente se podía permitir que le confeccionaran un buen traje. Aún así, cosechó grandes éxitos.
Una de las anécdotas que contaba este pequeño gran hombre tiene que ver con uno de sus primeros vestidos. Hecho en lana de angora, pidió a su clienta 5 duros de la época, un dineral, y ella encantada con la pieza le dio 35 pesetas.
Casi ochenta años en activo adaptándose a los tiempos, contemporáneo de otros grandes diseñadores españoles, como Pedro Rodríguez, Elio Benhayer y Balenciaga estaba considerado como el más moderno de los tres. En ese época de la dictadura, aislados del mundo, no tenían referentes, pero su gran creatividad le hicieron estar al mismo nivel que los grandes creadores del momento, no sólo españoles.
Pronto abre otro taller en Madrid y realiza sus primeros viajes a París. Se le reconoce internacionalmente y se empieza a codear con los Valentino, Pierre Cardin, Balmain y da el salto a Estados Unidos. Allí presenta sus colecciones, que encantan y sorprenden, y empieza a recibir pedidos de las tiendas más lujosas. Fue el primer diseñador español que expuso sus vestidos en la elitista Quinta Avenida de Nueva York. Hasta la Universidad de Harvard le reconoció con el “Oscar de la Costura”. A partir de ah,í su prestigio no conoció fronteras.
A la muerte de Christian Dior, le ofrecen sustituirle y estar al mando de su casa parisina. Pero “yo estaba bien aquí, tenía mucho trabajo y ni me lo plantee”, recordaba el modisto.


Vistió a celebridades de todo el mundo: la actriz Audrey Hepburn lo adoraba, Jacqueline Kennedy, Ava Gardner, Grace Kelly, Carmen Polo, Lola Flores (que se gastaba auténticas fortunas en modelitos varios, además de en el bingo), Bibí Salisachs de Samaranch, que fue clienta casi toda la vida, o la Reina Sofía, a la que confeccionó el ajuar para casarse y vistió durante una larga temporada, Cruaunque después hubo un parón en sus relaciones; y a la cantante Salomé, a la que confeccionó un traje de flecos realizado en cerámica que pesaba la friolera de 14 kilos y que ella lució en el festival de Eurovisión de 1969. Además de a Letizia, ha vestido también de novia a famosas, como Carmen Sevilla o la Marquesa de Samaranch .
Al ritmo de los nuevos tiempos, Pertegaz no pierde de vista que el concepto de alta costura se queda relegado a las fortunas minoritarias, y se suma a la creación de la línea pret-á-porter. Le llueven los honores, que si Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, que si la Aguja de Oro, que si la “peseta de oro”, que si la Cruz de Caballero de Sant Jorge, que si el Primer Premio Nacional de Diseño de Moda… en fin un no parar… cualquier reconocimiento era poco para premiar su genio.
Este fin de semana hemos asistido a su despedida en el Tanatorio de Sant Gervasi en Barcelona. Más tarde, sus restos serán enterrados en Sant Pere de Riu (Tordera), cerca de su masía “San Jaime”. Su fallecimiento ha sido de repente y ha pillado a la mayoría de amigos de vacaciones estivales. Aún así, le han acompañado algunas de las personas que se relacionaron con él. Sus sobrinas, Dione, Elisa y Sionín, hijas de su hermana Encarna Pertegaz. Teresa Gimpera nos ha explicado que trabajó con él. “Trabajé poco, sólo una colección, porque como yo no me ajustaba a la estructura de las maniquíes de la época, era ancha de hombros y de caderas, me decía: “señorita Gimpera, esconda el sexy, por favor”. Era exigente hasta lo imposible con las costureras, porque exigía la perfección absoluta en sus creaciones.






Carmen Romero, Romy, la que fue considerada la mejor maniquí de España, dice: “Tuve la suerte de trabajar con él; fue mi gran maestro y se lo debo todo. Para mí, el mejor diseñador de España”. Cuando se conocieron, el maestro dijo de ella que “era una gran troballa” (descubrimiento, en castellano) y nos explicó una anécdota: “cuando a una maniquí no le iba bien una prenda, Pertegaz decía: “Quítaselo y que se lo ponga Romy, que tiene cuerpo de pobre y todo lo que se pone le queda bien”. También dijo que cariñosamente le llamaban “el ratón”.
También han asistido al funeral su secretaría Belén, Angel Tribaldos, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, y María Teresa Samaranch, hija de otra de las grandes musas y amigas del modisto. Los Reyes Felipe y Letizia le han mandado una corona de rosas blancas y un telegrama a la familia, donde destacan “el carácter innovador y la excepcional maestría” del modisto. Y don Juan Carlos y doña Sofía han destacado “su larga y fructífera trayectoria”, sumándose así a la multitud de condolencias que se han podido leer en las redes sociales. El próximo mes está previsto que se celebre una misa funeral en su memoria para que los amigos ausentes puedan recordar al genio y tal vez asistan los Reyes.
Uno de sus últimos actos sociales fue en 2007, cuando presentó su colección de joyas (antes solo había diseñado bisutería) en la prestigiosa joyería Zaida de Barcelona. De nuevo, un derroche de pasión también por los complementos. La elegancia de las piezas, sencillas en las formas, en consonancia perfecta con sus modelos.
Pertegaz ha estado en el taller trabajando y supervisando como siempre, hasta hace dos años. Su obra se ha extendido también al perfume a los bolsos y relojes. Nos hemos quedado sin Alta Costura, pero tal vez algunos de los jóvenes diseñadores recoja su testigo para el futuro.